La preservación de los hábitos ancestrales y el respeto a la naturaleza son nociones preferibles para conservar un buen estado de salud, según coincidieron líderes indígenas en el Fórum Universal de las Culturas.
Según opinaron los líderes Chacoka Anico de México y Elicura Chihuallaf de Chile, algunos hábitos que preservan desde hace siglos les han ayudado en lo personal y en sus sociedades, a conversar estados de salud óptimos que no solo se refieren a la alimentación, sino a un buen estado de ánimo, estima a los que nos rodean y fundamentalmente en el espíritu.
El representante zapoteca, Chacoka, expresó que desde la arquitectura en el sentido estrictamente físico, se puede llegar a un equilibrio en otros ámbitos, como el emocional, partiendo del hecho de que para gente de su comunidad, no es lo mismo habitar en una casa de concreto que en una choza, ya que por la “forma en que cobija” y a la vez entrelaza la naturaleza con el individuo, se presenta en estas un entorno donde se puede realizar no sólo misa, sino cualquier otro tipo de ceremonia, además de su función residencial.
Para la elaboración de un entorno ameno, en el que además se requiere de las maderas propicias para temporadas de invierno o de verano, este líder aseguró que el gobierno podría hacerles un gran favor al proporcionar esos árboles, los suficientes, que sobrevivan a la explotación industrial para que los rituales propios de la residencia se sigan conservando al paso de los años.
“Estas tradiciones son lo más profundo de nosotros, son costumbres de más de 200 años, me mis abuelos me dieron, y no queremos que los jóvenes lo dejen, no nos estamos dando cuenta que la explotación de la tierra, la migración y todos esos fenómenos nos están haciendo mal”.
Chihuallaf, representante de la región andina empleó una serie de reflexiones referentes a la interacción entre materia y espíritu, y que a lo largo de los años, la ambición de una minoría a minado las tradiciones que procuran ambos entes, entre ellas, la visión indígena “que habita en todos los seres humanos”, manifiesta a través de compañías transnacionales que dañan el cuerpo y la mente con productos, industrias y formas de pensamiento contrarias a lo esencial.
Ese vínculo entre el espíritu y lo demás dijo, es fundamental, ya que un espíritu enfermo también se lleva al cuerpo y todo aquello que nos impulsa a lo infinito.
“Escuchando a nuestras ancianas y ancianos los niños y niñas comenzamos a reconocer el arte de iluminar los sueños, para el transcurso de los años, acercarnos a la sabiduría de su comprensión, porque dado que somos una pequeña réplica del universo, nada hay en nosotros que no forme parte de él.
Nuestros sueños tienen su trascendencia en el círculo del tiempo, somos presente, porque somos pasado, y solamente por eso somos futuro, tal como ha sido el sueño de la tierra conteniendo el relato de nuestro azul.
Somos una parte más de la naturaleza, de la cual aprendemos nuestra palabra, debemos tomar de la tierra solo lo que necesitamos para ser feliz, la tierra no tiene sentido utilitario para nosotros, solo debemos tomar de ella sin esquilmarla, como ella nos toma, para conformar el aire, el agua y el fuego".
© Editorial El Porvenir S.A. de C.V. 2005
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